Sexo, drogas y ...

Me encuentro tirado en el suelo de una habitación, desnudo, apestando a tabaco y alcohol, me escuecen los ojos, me pica la nariz, y soy incapaz de ponerme en pie es mas a penas puedo moverme, el silencio es descomunal tanto que retumba en mi cabeza.

Toc, toc, toc, algo o alguien a roto el doloroso silencio, que o quién será? estoy intrigado pero soy incapaz de gritar para que sepa de mi existencia. -Eyyyy!!- es lo único que se me ocurre decir, ese sonido proviene de los tacones de una bella mujer que en estos momentos me contempla totalmente desnuda salvo por sus zapatos, bonitas vistas las mías. En momentos así me gustaría recordar lo que hice esa noche.

- buenos días, señor- fueron sus primeras palabras tras varios minutos observándome en silencio y desnuda (dato importante). Tiene un acento que ni por asomo es español debía ser del este de europa. Tiene unos ojos azules blanquecinos en los que te puedes perder, una piel blanca rosada muy bien cuidada, unos pechos perfectos ni grandes ni pequeños con unos sexys pezoncitos, un culo de infarto. No recuerdo que hice a noche pero creo que lo pasé muy pero que muy bien.

-Ey que pasa guapa- lo único que mi boca supo decir en este momento.

-jaja bueno por lo menos ya hablas, ya pensaba que estabas muerto- dijo con voz dulce y esbozando una suave sonrisa.

Tras un titánico esfuerzo consigo ponerme en pie, en ese mismo instante esa dulce muñeca se abalanza sobre mi propiciando que su cuerpo y el mio se unieran gracias a un fuerte abrazo, estaba atónito, puesto que ni si quiera recordaba quién era, ni como la conocí, ni que hicimos aunque estando ambos desnudos es evidente, sería por eso el abrazo me habría portado como una fiera en la cama.
Pasaron los minutos mi resacón  empezaba a darme una tregua, ya hasta había encontrado mis pantalones. Susana, es el nombre de la guapa y misteriosa chica, estaba en la ducha y yo espero a que termine para que me refresque la memoria. Pasa el tiempo y Susana no sale del baño por lo que decido ir a ver que esta haciendo, abro la puerta y no había nadie.

Vaya ese bombonazo se ha largado sin despedirse quizás no fui tan bueno como creía en la cama. Pasadas unas horas ya más o menos recuperado salgo a la calle para poner rumbo a casa, mi casa. Para mi sorpresa no tenía ni la más remota idea de donde estaba.

CONTINUARA            CONTINUE

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