Llevo horas que digo horas días diría más bien para no incurrir en error
sin saber que rumbo tomar y hasta en ocasiones perdido dentro de mi ser
y a la vez perplejo de mirar y no ver, ¿será el alcohol? o tal vez
¿habré perdido la cabeza? dudo mucho que sea esta segunda opción puesto
que infinidad de ocasiones mis oídos habrán percibido de seres cercanos
y lejanos a mi eso de "este tío no tiene cabeza ni la tendrá jamás".
A plena luz del día en la ciudad putas, curas, estudiantes, drogatas, pijos, comunistas, fachas, hijo putas ... todos caminan por el bulevar. Comparte espacio y tiempo, tan distintos y tan juntos, debieran no poder convivir son diferentes son enemigos y estos pelean y se matan entre ellos puesto que afirman todos por igual que solo uno puede sobre vivir, puesto que solo una verdad debe y puede existir. Y tras sentar mi maltrecho cuerpo en un sucio y frio banco comprendí el secreto de la tensa calma que se vive en el bulevar, y no es otra que la ignorancia.
Cientos de personas vi pasar por aquel bulevar y no tarde en ver lo que otros jamás podrán ver, estaba claro el motivo. No era el respeto, ni el esfuerzo por la convivencia, tampoco tolerancia más bien era y es y si no cambia que lo dudo será ... la ceguera. Aquellas personas compartían espacio y tiempo pero pese a pasar a escasos centímetros unos de otros no se miraban, eran invisibles, no se veían porque no se miraban, se ignoraban.
Solo soy un borracho, putero y vago por el mundo sin rumbo y sin sentido, ni si quiera se si soy humano o no puesto que no parezco ser igual ni semejante de aquello que me rodea por el bulevar.
A plena luz del día en la ciudad putas, curas, estudiantes, drogatas, pijos, comunistas, fachas, hijo putas ... todos caminan por el bulevar. Comparte espacio y tiempo, tan distintos y tan juntos, debieran no poder convivir son diferentes son enemigos y estos pelean y se matan entre ellos puesto que afirman todos por igual que solo uno puede sobre vivir, puesto que solo una verdad debe y puede existir. Y tras sentar mi maltrecho cuerpo en un sucio y frio banco comprendí el secreto de la tensa calma que se vive en el bulevar, y no es otra que la ignorancia.
Cientos de personas vi pasar por aquel bulevar y no tarde en ver lo que otros jamás podrán ver, estaba claro el motivo. No era el respeto, ni el esfuerzo por la convivencia, tampoco tolerancia más bien era y es y si no cambia que lo dudo será ... la ceguera. Aquellas personas compartían espacio y tiempo pero pese a pasar a escasos centímetros unos de otros no se miraban, eran invisibles, no se veían porque no se miraban, se ignoraban.
Solo soy un borracho, putero y vago por el mundo sin rumbo y sin sentido, ni si quiera se si soy humano o no puesto que no parezco ser igual ni semejante de aquello que me rodea por el bulevar.
Comentarios