Una puta, un pijo y un orgasmo

Eran más de las dos de la madrugada la calle estaba en silencio, un fino manto de una gélida niebla cubría las calles. Al fondo a mano derecha junto a un joven árbol estaba ella Nazaria, una mujer de piel templada con largas piernas y muy poca ropa que poco deja a la imaginación. Un coche surgió de la nada para acercarse a Nazaria y solicitar sus servicios. Dentro del pequeño coche estaba Borja, pelo lacio, piel alvina de extremidades débiles y voz temblorosa.
Sin dar lugar a pronunciar una sola palabra este ofreció 200 euros por un servicio completo a lo que la congelada meretriz acepto sin dudas ni preguntas y subió al coche.
Tras unos veinte minutos llegaron a una zona apartada de miradas y con vistas al mar. Nazaria procedió a meter en su boca el duro miembro viril de su cliente y dueño en esos momentos. Tras varios minutos Borja decidió que ya era el momento de perforar el culo de aquella su mujer por ese momento y así lo hizo una y otra vez embestía sin miedo ni compasión, los gemidos cada vez eran más fuertes y ahogados al mismo tiempo. El se sentía fuerte y poderoso pues tenía a sus pies a una bella mujer a la misma vez ella se sentía feliz iba a ganar en unos minutos tanto dinero como en las tres noches anteriores.

El orgasmo llegó el se recostó sobre el coche satisfecho y orgulloso. Ella mientras limpiaba su cara de esperma no podía dejar de pensar en las cosas que compraría con tanto dinero.



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