En ocasiones llego a pensar que soy el tío más listo del mundo y a la misma vez que debo ser el más tonto del mundo. No se si será debido algún tipo de enfermedad mental o algo por el estilo, pero lo que si puedo decir con toda seguridad es cuando suceden estos episodios. Es escuchar a la clase política y mi cerebro va de un lado a otro, pierde el rumbo, la confusión parece poseerme.
Nos venden la política como algo complicado al alcance de unos pocas mentes privilegiadas capaces de lidiar con semejantes enredos, ya digo yo que es todo mentira. Es todo muy sencillo y lo explicaré con el menor número de palabras posibles.
Punto número uno el trabajo de un político es por y para el pueblo. Su misión es el gestionar los recursos. Un gobernante dispone de un presupuesto para gastar, por lo tanto hay que tener claras las prioridades esenciales de una población y satisfacerlas. Una vez cubiertas estas si quedara todavía presupuesto si seguiría invirtiendo en necesidades reales y realmente útiles para la mayoría. Punto número dos ver las posibilidades de generar bienestar para la convivencia ciudadana, promover la cultura y la unión del pueblo con diversos actos y festejos. Tercer punto ver la posibilidades de producir recursos para su posterior inversión en el pueblo.
Yo entiendo que esto debería ser la democracia, trabajar por y para el pueblo nunca por el ego o llenar el bolsillo. Pero ya he dicho anteriormente que mi cabeza no es de fiar.
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