En los últimos meses en España no paramos de oír al nuevo partido Podemos en todo tipo de cuestiones con sus tres cabezas más visibles Pablo Iglesias, Errejón y Monedero pedir transparencia y sinceridad. Pero ahora es el señor Monedero el que es acusado de fraude fiscal y no parece predicar con el ejemplo.
Se hablan de cantidades bastante grandes, también de su procedencia y del pago de una importante cantidad a hacienda a través de una declaración complementaria para regularizar pagos atrasados o evadidos. El problema no es el dinero ni la procedencia mas bien la preocupación que surge es el silencio de Monedero y sobre todo conociendo su gran pasión a ser centro de atención. Las vagas justificaciones dadas hacen que surjan dudas y esto afecta a su credibilidad como político. Si todo es legal no debería esconder nada al contrario debería ser motivo de orgullo y le haría ganar confianza con los votantes porque si un país o varios piden su ayuda como asesor y le pagan cantidades elevadas es por que lo vale y eso es muy positivo.
Para colmo en el caso Monedero ha quedado patente una vez más la incompetencia del ministro de hacienda. Su verborrea cada día resulta más patética y empieza a ser vomitiva, este señor debería saber que ocupa un cargo público y debe respeto a todos los ciudadanos de este país. Si viviéramos en un país justo hubiera sido destituido.
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