El bien contra el mal, Biden vs Trump, luz vs oscuridad, izquierda vs derecha

Hay días en los que uno sentado frente al televisor se plantea la eterna pregunta, ¿Por qué Dios permite que sucedan tantas cosas malas? Asesinatos, violaciones, niños enfermos, corrupción, cáncer, inundaciones, terremotos, atentados terroristas, muertes por sobredosis … ¿Por qué permite que pasen tantas cosas malas? ¿Cuál es el fin de dichos actos? 

Es complicado, no es sencillo comprenderlo. Pero en mi humilde opinión y tras leer y escuchar mucho he comprendido que Dios nos da la vida y nos permite vivir en libertad. El llamado libre albedrío. Somos nosotros quiénes tomamos libremente las decisiones de hacer o no hacer. Es injusto culpar a Dios del mal en la Tierra, habría que preguntarse ¿De donde viene ese mal? Y la respuesta es evidente, del ser humano. Es así de claro, cuando un hombre empuña una pistola y dispara ¿Es Dios quién aprieta el gatillo? 

Pues claro que no. Como ya dije somos libres y por lo tanto responsables de nuestros actos. No podemos culpar a Dios ni a otros de nuestros actos.
Hay quien dice que el mal es necesario, sin él no existiría el bien. Hablan de sectas dentro del Vaticano, se dicen muchas cosas pero el problema vuelve a residir en el ser humano. No busquemos escusas a nuestras debilidades. 

Cuando escucho hablar sobre ciertos grupos o sectas, o altos cargos del Vaticano me sorprende mucho la forma en se dirigen a esas personas. No deja de sorprenderme que todavía a día de hoy en el siglo XXI se consideren a obispos, cardenales o incluso al Papa como seres superiores al resto. Es un error, ellos son iguales que tú y que yo. Ante los ojos de Dios somos iguales, da igual la riqueza, poder o lo que quiera invertir el ser humano en su paso por la tierra para Dios somos iguales y nos juzgará por nuestros actos. Con esto quiero decir que un cardenal puede cometer errores a la hora de tomar decisiones como cualquier otro ser humano, no están libres de errar y o pecar.

No creo que el mal sea una consecuencia del bien. Simplemente el mal surge de la debilidad humana. Somos imperfectos y por lo tanto si nos descuidamos y caemos en tentación cualquiera puede caer en un acto maléfico. Por lo que siempre me digo, “ten cuidado con lo que haces y dices, piensa antes de actuar y de hablar”. Y se que muchos pensarán que pese a que mis actos sean buenos no estoy exento de sufrir actos malos, y llevan razón. Pero en esta vida hay que ser bueno que no es lo mismo que ser tonto. 

Ser bueno y actuar con bondad no quiere decir que debamos dejarnos humillar, robar o abusar. Ni mucho menos, como ya he dicho con anterioridad el mal existe, es obvio, por lo que hay que estar preparado para combatirlo. 

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