Carta a la mala mujer :
Hace ya varios años desde que nos vimos por primera vez yo era un joven recién llegado a un lugar donde tu ya eras reina y disponías de tu propia colmena. Los inicios de nuestra amistad se forjaron sobre cimientos de cristal pero como buen inconsciente que siempre he sido yo creí en ti abrí las puertas de mi ser.
Las comparaciones son odiosas y más cuando eres el patito feo, escuche durante mucho tiempo como me comparabas con el hombre anterior en mi lugar "Es simpático pero mucho más feillo" una y otra vez fingía no escuchar, pero la realidad es que me dolía. Con el paso de los meses la relación fue creciendo y llegamos a tener algo parecido a una amistad. Digo parecido por la razón de que me tratabas como si estuviera enamorado de ti y mi simpatía solo era para lograr llegar a tu corazón y ese pensamiento tuyo fue el causante de la frialdad con la que me tratabas cuando no estábamos solos, me dolía.
Siguió pasando el tiempo y nuestra relación pasó a ser inclasificable, había días que parecías ser amiga otros ni me mirabas parecíamos estar en una montaña rusa. Para ser sinceros hubo épocas que te llegué casi hasta odiar, otras ni me preocupaba tu presencia o no y otras muchas que me preguntaba cual sería el motivo por el que te avergonzaras de mi amistad.
En los últimos meses nuestra relación mejoró mucho por fin parecía que empezabas a confiar en mi como amigo. Debo aclararte una cosa nunca pensé en ti como algo más que una amiga, nunca. La relación mejoró pero seguías manteniendo las distancia sobre mi como si de un violador o un ser repulsivo fuera. Me duele ver como una persona a la que conozco desde hace años que siempre la he tratado con amabilidad, respeto y simpatía me margina, me mantiene como mínimo a un metro de distancia como si fuera un enfermo contagioso me duele y no lo entiendo.
Te escribo estos renglones torcidos para mostrarte por última vez mi ser. He de confesarlo no te entiendo y estoy seguro que jamas te entenderé. Lo que nunca empezó ya acaba mi ausencia de temporal definitiva ser convertirá.
Suena a despedida pero no lo es pues ni ausente o presente te va a importa.
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